Hugo Waldo Toranzo Calderón. Hache, doble ve, te, ce. Todavía hoy, cada vez que escucho mencionar a Ralph Waldo Emerson, Waldo de los Ríos, al sobrino de Mr. Magoo o a Sabina cantar la canción Jugar por jugar (por lo de las braguitas rojigualdas), me viene a la mente este personaje de la época del colegio. ¿Será porque no he conocido otro Waldo?
Podría hacerse un largo discurso acerca de su manera de vestir -durante varios años, casi siempre de verde-, de enseñar -a pura copia de cuadernos- y de evaluar -con contenidos acumulativos en cada prueba-, y acerca de varios otros aspectos de su personalidad -sobre los que es preferible echar un manto de olvido.
Sin embargo quizás recuerden que por aquellos tiempos circulaban anécdotas, más o menos increíbles que lo tenían a Toranzo como héroe, un poco al estilo de este chiste sobre Chuck Norris. Me acuerdo de estas dos:
1. En la primera, Toranzo se encuentra a bordo de un avión que sufre un desperfecto en el timón en pleno vuelo, lo que le impide maniobrar. Toranzo se pone al frente de la cabina de pasajeros y les indica a los de uno u otro lado sacar las manos por las ventanillas (¡!) en ciertos momentos para, de este modo, hacer girar al avión y alinearlo con la pista.
2. En la otra, Toranzo siente dolor abdominal. Con sus conocimientos médicos determina que tiene peritonitis, y debe extirparse el apéndice de manera urgente. Se acuesta, se abre la panza con un bisturí y ahí no sabe como seguir (otras versiones rezan “…se abrió y no se entendió”). Llama por teléfono a un amigo cirujano, que le explica como finalizar con éxito la operación.
No se quién inventó estas anécdotas, y menos aún quién se las atribuyo al Toro, pero estuvo genial. Por más increíbles que parecieran, en ese momento uno no podría haber asegurado que eran falsas, teniendo en cuenta que se atribuían a un profesor que, por ejemplo, en la primera clase te hacía llenar una ficha –que traía impresa- con todos tus datos personales. Aunque, en honor a la verdad, no era el único con excentricidades…
La cosa es que más de veinte años después, encontré por casualidad que la segunda de las anécdotas tiene un antecedente verídico. Y esa es la historia que quería contarles: Le sucedió en la Antártida, en la base soviética Novolazarevskaya, al cirujano Leonid Rogozov. En abril de 1961 se sintió mal y determinó que tenía peritonitis, siendo una intervención quirúrgica la única opción. Puesto que la base estaba aislada en esa época del año y él era el único cirujano de la base, se tuvo que operar a sí mismo, con anestesia local y la ayuda de un espejo. Y le salió bien; a las dos semanas se dio de alta. Más detalles sobre esta historia (en inglés), acá. Si alguien quiere ver la foto del tipo operándose, está acá.
¿Habrá sido la historia de este cirujano la que dio origen a la anécdota de Toranzo?
El origen de la anécdota del avión, por ahora, se los debo.
Ariel
Blog de Egresados - Ing. Huergo Quimica 1989
Hola a todos, la idea de este blog surge un poco por idea de Gisela Bologna (Yiyo) y alguna vieja idea mía de saber en que andaban mis compañeros de los últimos años de secundaria en el Huergo.
Tomando como inspiración tambien el blog de egresados de construcciones 1989 de Carlos Winnik, compañero y gran amigo de los primeros tres años de ciclo básico.
Es mi idea recolectar aca fotos e historias que cada uno de nosotros tiene, y saber obviamente en que andan a casi 20 años de haber terminado el colegio. Espero tener novedades de ustedes tambien.
Les mando un abrazo virtual, que espero hacerlo real en algun momento...
Por favor envíenme todo a mi email que lo voy agregando!
Adrian "El Mason" Suarez
adrian.suarez@gmail.com
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